Estaba frente a la taquilla, no sabía cuál elegir, “El
imperio de la Reyna”, “Nuestro gran sueño”, “A su lado”. No sé por qué pero ya
estaba en la sala 11, un buen tazón de palomitas que se desbordaban, un vaso
que parecía de hielo y no de refresco y unos chocolates de esos de colores
cegadores.
Los comerciales antes de la filme y de repente ya estaba en
la tercer escena de la película, la verdad es que estaba pensando en el lugar
que había dejado el coche porque casi lo olvido, en lo que estaría haciendo mi
madre o en el fastidioso tipo que me limpiaría el vidrio en el regreso a casa.
La caja de palomitas ya solo contenía bolitas naranjas y
compactas y el vaso un par de hielos, pero de pronto mi olfato se intensifico,
venia de un lugar cercano, estaba dentro de la sala, por un momento pensé en
más palomitas, pero ¡no!, era un aroma delicado, fino, suave, femenil.
Lo sentía, el viento lo llevaba a mí y ahí estaba bailando
entre mi cuerpo, que la veo, era una bella mujer, de cabello oscuro y piel
clara, perfecta combinación, de pantalón azul y un collar que le hacía
insuperable composición. Y entonces el brillo de sus ojos me deslumbro y cuando
me sonrió encontré la segunda cosa más bella de la vida, después de su cabello.
Y ahí fue cuando ya sabía de lo que se trataba: la nueva incitación de mi
destino.
Enamorarme de ella, yo lo presentía, recordé a mi antiguo amo
y aunque no era igual, si muy parecido, aunque no era el mismo rostro, sentía
aquel temblor que nacía en el corazón y retumbaba hasta el dedo meñique del
pie, no era la misma mirada pero el nerviosismo se mudaba y se hacía presente
en el sudor de mis manos.
Y es que la sensibilidad se anticipó y ya estaba sintiendo
todo teniéndola tan lejos. Y entonces yo ya podía sentir sus besos, sus
caricias y sus sonrisas que seducirían mis ganas de nunca dejarla ir.
118 minutos habían pasado ya, el soundtrack del final ya
sonaba y las luces tenues se encendían, uno que otro de pie, otros con las
manos apuntando al cielo y el chico de la gorrita ya estaba junto a la puerta
de salida con su peculiar sonrisa y con el gracias después de cada
función. Y yo, yo ya estaba enamorado de
la protagonista de la película.
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